¡HOLA FAMILIAS DE SALA
ROJA!
EN ESTA OPORTUNIDAD
QUEREMOS COMPARTIR CON USTEDES UNA LEYENDA QUE ESTUVIMOS ESCUCHANDO EN LA SALA
Y LA CUAL RELACIONAMOS, EN ESTA SEMANA, CON LA FECHA IMPORTANTE QUE SE
APROXIMA: "DIA DEL RESPETO A LA DIVERSIDAD CULTURAL"
NOS GUSTARIA QUE
PUEDAN LEERLA NUEVAMENTE EN FAMILIA Y QUE NOS ENVIEN UNA PEQUEÑA REFLEXION
SOBRE SU CONTENIDO (ALGUN MENSAJE PARA TRANSMITIR, ALGUNA IDEA QUE SURJA DE LOS
NENES LUEGO DE SU LECTURA, QUÈ SIENTIERON DESPUES DE LEER SU CONTENIDO, ETC.).
TAMBIEN PUEDEN ENVIAR ALGUNA OTRA LEYENDA QUE CONOZCAN Y QUE SEA
COMPRENSIBLE PARA LOS ALUMNOS DE LA SALA, ASI LA COMPARTIMOS Y LA AGREGAMOS
COMO MATERIAL DE CONSULTA DE NUESTRA BIBLIOTECA.
¡DESDE YA, MUCHAS
GRACIAS POR TRABAJAR JUNTO A NOSOTROS!
LOS NENES Y NENAS
DE SALA ROJA Y SRTA. SHEILA.
La leyenda de Coquena
Tilcara es un
pueblito precioso construido al pie de coloridas montañas. Tiene callecitas
angostas, casitas con paredes hechas de barro y un rio angosto que recorre todo
el pueblo.
Las tardecitas
son soleadas y calurosas, y por las noches se puede sentir el frio y viento
soplando por entre los cerros.
Pero algunos
dicen que esos sonidos nocturnos no son del viento sino de Coquena… un Dios que
anda por las montañas cuidando a los guanacos, las cabritas y todos los
animales. Cuenta la historia que hace mucho tiempo había en Tilcara un hombre
que cazaba entre los cerros todo animal que veía… pero no para comer sino
porque eso lo divertía.
Entonces una
noche, mientras estaba escondido entre las piedras para cazar unas cabras, el
viento empezó a soplar cada vez más fuerte… y más… y más.
Con tanto viento
las tierra se levantaba del piso y el cazador no veía nada… ¡casi se voló el
mismo!
Entre todo ese
viento y esa tierra apareció un viejito muy arrugado, que hablando lentamente
le dijo. – no está bien molestar a los animales. Te doy todas estas bolsas de
oro si dejas tranquilos a todos los animalitos que viven aquí.
Ese viejito era
Coquena.
El cazador,
asustadísimo, tomo las bolsas y salió corriendo.
Le conto a todo
el pueblo lo que había visto y la riqueza que había conseguido, y prometió
nunca más volver a cazar.
Sin embargo
muchos al escuchar la historia sintieron curiosidad.
Entonces
decidieron ir a los cerros a cazar y molestar a los animales para que Coquena
también les diera oro a ellos.
Coquena se enojó
mucho con los aprovechadores.
Desde aquel día,
Coquena ya no reparte oro y castiga a quienes molestan a los animales.
Por eso los
pobladores de la Tierra creen que sigue allí: a veces con la apariencia de un
viejito, a veces hecho viento del cerro…
Pero siempre
protegiendo a la naturaleza
(LEYENDA PROVENIENTE DE LA
PUNA ARGENTINA-SALTA Y JUJUY.)