jueves, 8 de octubre de 2015









¡HOLA FAMILIAS DE SALA ROJA!
EN ESTA OPORTUNIDAD QUEREMOS COMPARTIR CON USTEDES UNA LEYENDA QUE ESTUVIMOS ESCUCHANDO EN LA SALA Y LA CUAL RELACIONAMOS, EN ESTA SEMANA, CON LA FECHA IMPORTANTE QUE SE APROXIMA: "DIA DEL RESPETO A LA DIVERSIDAD CULTURAL" 
NOS GUSTARIA QUE PUEDAN LEERLA NUEVAMENTE EN FAMILIA Y QUE NOS ENVIEN UNA PEQUEÑA REFLEXION SOBRE SU CONTENIDO (ALGUN MENSAJE PARA TRANSMITIR, ALGUNA IDEA QUE SURJA DE LOS NENES LUEGO DE SU LECTURA, QUÈ SIENTIERON DESPUES DE LEER SU CONTENIDO, ETC.). TAMBIEN PUEDEN ENVIAR ALGUNA OTRA LEYENDA QUE CONOZCAN Y QUE SEA  COMPRENSIBLE PARA LOS ALUMNOS DE LA SALA, ASI LA COMPARTIMOS Y LA AGREGAMOS COMO MATERIAL DE CONSULTA DE NUESTRA BIBLIOTECA.
¡DESDE YA, MUCHAS GRACIAS POR TRABAJAR JUNTO A NOSOTROS!
 LOS NENES Y NENAS DE SALA ROJA Y SRTA. SHEILA.
La leyenda de Coquena
Tilcara es un pueblito precioso construido al pie de coloridas montañas. Tiene callecitas angostas, casitas con paredes hechas de barro y un rio angosto que recorre todo el pueblo.
Las tardecitas son soleadas y calurosas, y por las noches se puede sentir el frio y viento soplando por entre los cerros.
Pero algunos dicen que esos sonidos nocturnos no son del viento sino de Coquena… un Dios que anda por las montañas cuidando a los guanacos, las cabritas y todos los animales. Cuenta la historia que hace mucho tiempo había en Tilcara un hombre que cazaba entre los cerros todo animal que veía… pero no para comer sino porque eso lo divertía.
Entonces una noche, mientras estaba escondido entre las piedras para cazar unas cabras, el viento empezó a soplar cada vez más fuerte… y más… y más.
Con tanto viento las tierra se levantaba del piso y el cazador no veía nada… ¡casi se voló el mismo!
Entre todo ese viento y esa tierra apareció un viejito muy arrugado, que hablando lentamente le dijo. – no está bien molestar a los animales. Te doy todas estas bolsas de oro si dejas tranquilos a todos los animalitos que viven aquí.
Ese viejito era Coquena.
El cazador, asustadísimo, tomo las bolsas y salió corriendo.
Le conto a todo el pueblo lo que había visto y la riqueza que había conseguido, y prometió nunca más volver a cazar.
Sin embargo muchos al escuchar la historia sintieron curiosidad.
Entonces decidieron ir a los cerros a cazar y molestar a los animales para que Coquena también les diera oro a ellos.
Coquena se enojó mucho con los aprovechadores.
Desde aquel día, Coquena ya no reparte oro y castiga a quienes molestan a los animales.
Por eso los pobladores de la Tierra creen que sigue allí: a veces con la apariencia de un viejito, a veces hecho viento del cerro…
Pero siempre protegiendo a la naturaleza
(LEYENDA PROVENIENTE DE LA PUNA ARGENTINA-SALTA Y JUJUY.)